La inmunidad adaptativa, también denominada inmunidad adquirida o específica, constituye la segunda línea de defensa del sistema inmunológico, caracterizándose por su habilidad para adaptarse y recordar patógenos específicos. A diferencia de la inmunidad innata, este sistema se desarrolla con el tiempo a medida que el organismo se enfrenta a diversas amenazas.
Este tipo de inmunidad, que forja una memoria inmunológica a largo plazo, se compone tanto de elementos celulares como moleculares. Antes de adentrarnos en la descripción de sus componentes, es esencial definir algunos términos que frecuentemente utilizaremos en este artículo:
Antígenos: moléculas o estructuras que desencadenan respuestas específicas del sistema inmunológico. Estas sustancias son reconocidas por los componentes del sistema inmune, dando inicio a respuestas defensivas adaptativas. Los antígenos pueden ser exógenos, como microorganismos (bacterias, virus, hongos y parásitos) o sus componentes, toxinas producidas por microorganismos o alérgenos como polen, ácaros o alimentos. También pueden ser endógenos, como células anómalas, proteínas celulares, entre otros.
Inmunógeno inmunogenicidad: capacidad para inducir una respuesta inmunológica. Por ejemplo, ciertos antígenos poseen esta cualidad.
Anticuerpos o inmunoglobulinas: proteínas especializadas producidas por los linfocitos B, células clave del sistema inmunológico. Estas moléculas desempeñan un papel fundamental en la defensa del organismo contra patógenos, neutralizando y eliminando amenazas potenciales. Los anticuerpos son específicos en su naturaleza y función, sirviendo como herramientas altamente efectivas en la identificación y eliminación de amenazas específicas.
Componentes de la inmunidad adaptativa
*Linfocitos
Los linfocitos, conocidos como glóbulos blancos, desempeñan un papel central en la inmunidad adaptativa. Existen dos tipos principales:
Linfocitos B:
Estas células destacan por su capacidad para producir anticuerpos. Cada Linfocito B lleva receptores únicos que reconocen antígenos, desencadenando la producción de anticuerpos para combatir la amenaza. Estos linfocitos se originan y maduran en la médula ósea.Linfocitos T:
Desempeñan funciones clave en la coordinación y dirección de respuestas inmunológicas específicas. Se dividen en Linfocitos T colaboradores, que regulan la acción de otras células, y Linfocitos T citotóxicos, que atacan directamente a las células infectadas. Los Linfocitos T se originan en el timo y maduran en los órganos linfáticos secundarios como el bazo y los ganglios linfáticos.
*Órganos Linfáticos
Los linfocitos interactúan en órganos linfáticos como el bazo, los ganglios linfáticos y el MALT (sistema linfático asociado a mucosas). El MALT, actúa como barrera contra microorganismos patógenos en órganos como el tracto gastrointestinal, respiratorio y urogenital.
*Células Presentadoras de Antígenos (CPA)
Las CPA, como macrófagos, células dendríticas y células B, son fundamentales al despertar la inmunidad adaptativa. Las células dendríticas, por ejemplo, actúan como centinelas capturando, procesando y presentando fragmentos de antígenos a los linfocitos T, iniciando respuestas específicas.
*Componente Molecular
Dentro del componente molecular encontramos antígenos e inmunoglobulinas. La interacción específica entre antígenos e inmunoglobulinas impulsa la respuesta adaptativa. Cada Linfocito B produce inmunoglobulinas únicas para un antígeno, generando diversidad y memoria inmunológica.
Como hablamos anteriormente en otras entradas de este blog, la inmunidad es un sistema coordinado y la interacción entre los diferentes tipos de respuestas innata y adaptativa se produce constantemente.
En la respuesta inmunológica, las CPAs y el Complejo Mayor de Histocompatibilidad (CMH) actúan como el nexo entre la inmunidad innata y adaptativa. Este mecanismo de unión, permite respuestas personalizadas a amenazas específicas.
¿Cómo se produce este reconocimiento? ¿Cuál es la interacción entre la respuesta inmune innata y la adaptativa?
En la respuesta inmunológica, las células presentadoras de antígenos (CPAs) y el Complejo Mayor de Histocompatibilidad (CMH) desempeñan el papel de actuar como el nexo entre la inmunidad innata y adaptativa. Este mecanismo de unión, posibilita una respuesta personalizada ante amenazas específicas.
El CMH, constituido por moléculas en la superficie celular, presenta fragmentos de antígenos. Hay dos clases principales de CMH: CMH-I, presente en todas las células nucleadas, y CMH-II, expresado especialmente en células del sistema inmunológico. Ambas clases intervienen en la activación y regulación de respuestas inmunológicas.
El proceso se inicia cuando las CPAs capturan antígenos mediante fagocitosis o endocitosis y se diferencian en dos tipos:
Complejo Mayor de Histocompatibilidad de Tipo I (CMH-I)
Ubicado en la membrana de todas las células nucleadas del cuerpo, el CMH-I es omnipresente, extendiéndose desde células musculares hasta células del sistema nervioso. Su función principal es presentar fragmentos de antígenos internos, como proteínas virales, proteínas modificadas o incluso proteínas tumorales generadas dentro de la célula hospedadora. Esta presentación permite que los linfocitos T citotóxicos (CD8+) identifiquen y eliminen células infectadas o anómalas.
Complejo Mayor de Histocompatibilidad de Tipo II (CMH-II):
A diferencia del CMH-I, el CMH-II se encuentra predominantemente en células del sistema inmunológico, especialmente en macrófagos (fagocitos), células dendríticas y linfocitos B. Estas células especializadas son esenciales en la presentación de antígenos exógenos, exhibiendo fragmentos capturados del entorno extracelular. Este proceso activa a los linfocitos T cooperadores (CD4+), quienes a su vez activan a los linfocitos B para diferenciarse y comenzar la producción de anticuerpos. Un ejemplo evidente de este reconocimiento y presentación se encuentra en la función de las vacunas.
Este mecanismo de presentación en el CMH actúa como un puente entre la respuesta innata y adaptativa. Mientras que la inmunidad innata proporciona una respuesta rápida y general, la adaptativa requiere una presentación específica de antígenos para activar linfocitos T y B especializados. La interacción entre CPAs y el CMH establece este vínculo, permitiendo que el sistema inmunológico orqueste una respuesta coordinada y personalizada frente a amenazas particulares.
La Funcionalidad de la Inmunidad Adaptativa
La inmunidad adaptativa destaca por su capacidad única de ofrecer respuestas altamente específicas y memorables ante amenazas. Desde el reconocimiento personalizado hasta la producción de anticuerpos y la activación de linfocitos T, este sistema constituye una defensa especializada y coordinada.
En futuras entregas del blog, exploraremos en mayor profundidad cómo la interacción entre la inmunidad innata y adaptativa impacta directamente en la salud. Analizaremos cómo estas respuestas inmunológicas personalizadas no solo defienden contra patógenos, sino que también juegan un papel crucial en la prevención de enfermedades, el mantenimiento de la homeostasis y la promoción de una salud óptima.
PhD. Verónica A. Dubois